Caballeros, hoy presento mi segundo artículo en el blog, y lo hago con un sentimiento de pesar, pues os voy a hablar de una serie herida de muerte, Dos Hombres y Medio. He visto los primeros capítulos de la nueva temporada, la novena, y no hay palabras para describir lo que he sentido, aunque trataré de encontrarlas. La famosa sitcom creada por Chuck Lorre tenía algo, tenía gancho. Muchos han dicho que la serie destacaba por ser vibrante, inteligente y divertida. Otros, que destacaba porque retrataba a al perfección el tema de la miseria sexual, representada en la triste vida de Allan (Jon Cryer), que debía conciliar la crianza de un hijo con las necesidades sexuales propias de la vida moderna. Sí, vale, lo que queráis, eso está muy bien, pero mejor si dejamos de engañarnos.
El verdadero gancho de la serie, aquello por lo que merecía la pena verla, era Charlie Sheen (Charlie Harper en la ficción), el actor que se interpretaba a sí mismo. Era el verdadero prototipo del sueño americano, pues no olvidemos que era rico, tenía innumerables ligues de una noche, y, por supuesto, adopta el alcohol como forma de vida, como su forma de vida, y se sentía orgulloso de ello. (Esto me obliga a citar al insigne Homer Simpson, cuando dice estas célebres palabras: “El alcohol es una forma de vida. El alcohol es mi forma de vida”). (más…)